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Cinco pasos imprescindibles para lograr que un perro sea obediente

Algunos perros se resisten a obedecer ciertas órdenes humanas que son esenciales para poder disfrutar con ellos de una convivencia tranquila y segura. Lo primero que hay que saber es que se trata de un problema complejo, que debemos abordar con empatía y conocimiento para resolverlo con éxito. Te lo contamos pasito a pasito.

Empatía y conocimiento como punto de partida
Si tu perro no te hace caso, párate a detectar dónde está el germen de su desobediencia. Piensa que la desobediencia de los perros es un problema complejo, con numerosas variables y que requiere de una gran empatía por nuestra parte.

Los perros no son desobedientes por capricho. Tras la indisciplina, suelen esconderse causas diversas, desde el miedo, la inseguridad, las malas experiencias vividas, un vínculo inapropiado con el cuidador, una educación inadecuada o la ansiedad por separación.

Lo que sí está claro es que no hay fórmulas mágicas que puedan aplicarse a todos los perros por igual, cada uno es un mundo y posee unas condiciones únicas y particulares.

Por todo ello, antes de empezar a educar a tu animal para que te haga caso, tienes que descubrir quién es, cómo se siente y por qué hace lo que hace.

Ten en cuenta que, como hemos apuntado, la raíz del conflicto puede estar asociada a un trastorno importante, que requiera la intervención del veterinario o del etólogo, por lo que, en estos casos, debes acudir a ellos para que te ayuden y te guíen a reconducirlo.

El necesario vínculo perro-humano

Cuando entre humano y perro se establece un vínculo basado en el entendimiento, la confianza y el respeto, la relación entre ambos suele ser amable y reconfortante.

Dicen los expertos que los perros son por naturaleza seres a los que les gusta colaborar con los humanos y este hecho, en sí mismo, ya es suficiente para sentirse premiados.

Entonces, si nuestro perro, sea cachorro o adulto, se muestra rebelde a la hora de atender nuestras peticiones, podemos pensar que algo falla en el necesario vínculo que debe haber entre perro y humano.

En este caso, lo más conveniente es solicitar el apoyo de un etólogo en conducta canina, quien te ayudará a la hora de averiguar en qué punto concreto del vínculo falla la relación y te orientará sobre la mejor forma de atajar la carencia.

“Detrás de la desobediencia canina, suele esconderse una falta de comunicación y entendimiento entre humano y perro”
Enseñándole a acudir a tu llamada
Es una orden vital, ya que un perro que no acude cuando lo llamamos puede poner en peligro su seguridad, pues existe el riesgo de que se pierda en cualquier momento.

Si tu perro desoye tus llamadas, ponte en guardia y empieza a darle las primeras lecciones de obediencia:
Lo ideal es que tu perro aprenda en casa a acudir a tu llamada desde que es un cachorro. Recuerda que en esta etapa, al igual que ocurre con los niños, los perros son esponjas que lo asimilan todo rápidamente.

Dale a tu perro la orden, de forma clara y con un gesto que la acompañe (indica con el dedo adónde quieres que vaya). Dile “ven”, “ven aquí”, o “el nombre de tu perro + ven”.

Ensaya la orden todas las veces que sea necesario, pero sin agobiar a tu perro, y hasta que consigas que te obedezca. En este momento, puedes acariciarlo, expresarle verbalmente que lo ha hecho muy bien y ofrecerle una golosina.

Si estás en el parque, el campo o la montaña, haz lo mismo, pero cuando logres que tu perro se acerque a ti, procura seguir jugando un rato antes de volver a casa, para evitar que asocie su buena conducta con el fin del recreo.

“El hecho de que tu perro acuda a tu llamada muestra que está bien educado y que mantiene un vínculo de confianza contigo”

Dándole las órdenes de “quieto” o “sentado”
Querer a nuestros animales no significa dejarles hacer todo lo que deseen en cada momento, así que toma nota:

Como a nuestros niños, a los perros debemos ponerles límites para garantizar una convivencia apacible entre todos.

Una de las conductas perrunas más molestas y habituales se da a la hora de comer, cuando algunos amigos de cuatro patas empiezan a merodear alrededor de la mesa en busca de algún alimento. Es una situación especialmente comprometedora, sobre todo cuando tenemos invitados.

Los perros también suelen ponerse nerviosos con la presencia de congéneres o la llegada de familiares o amigos, con los que pueden llegar a ser demasiado cariñosos. Para evitar este tipo de situaciones, hay que enseñar a nuestros perros dos órdenes esenciales: la de “quieto” y “sentado”.
Cuando le digas “quieto”, muestra tu palma de la mano extendida, como haciendo el ademán de frenar.
Al ordenarle “sentado”, indícale con el dedo donde quieres que se siente.
Procura dar las órdenes con una voz segura y firme. Es importante que tengas poder de convicción.

Enséñale a tu perro a permanecer “quieto” ,“sentado”, “tumbado”, en definitiva, tranquilo, mediante entrenamientos inspirados en el refuerzo positivo, recompensando siempre con caricias y premios sus progresos.

Adiestrando a tu perro para caminar con la correa
Ya sea cachorro o adulto, debemos enseñar a nuestros perros a caminar debidamente con la correa.

Si tu perro es de los que toleran de mala gana la correa y van dando tirones a cada momento, el paseo puede convertirse en un momento bastante estresante para ambos.

Para evitar estas situaciones de tensión y conseguir que camine a tu lado sin problemas, nada mejor que seguir las siguientes pautas:

En primer lugar, algo tan básico como saber escoger la correa y el collar que mejor se adapten a tu perro y con los que se sienta cómodo.

Si lo que tienes es un cachorro, ve acostumbrándolo a la presencia del collar y la correa en casa. Deja que los olfatee y se familiarice con ellos. Cuando no les inspire ningún rechazo, pónselos a ratos para estar en casa. Así, a la hora de salir a la calle, no lo verá como algo desconocido.

Una vez en la calle o en el parque, los perros deben caminar a nuestro lado, sin cruzarse delante de nosotros. Esto es algo bastante molesto que obliga a ir recolocando todo el tiempo a nuestro can.

Para colocar en su sitio a tu perro, debes evitar los tirones con la correa. La forma correcta de hacerlo es parar y darle las órdenes de “para”, “stop” o “quieto”. Cuando se detenga y se tranquilice, felicítalo, dale un snack y sigue caminando.

Ya ves que, sin tener una varita mágica, podemos enseñar a un perro nerviosete a ser obediente.

Todo, gracias a la educación y al conocimiento, sin olvidar nunca las formas: la firmeza y la coherencia no deben estar reñidas con la paciencia, el cariño y el refuerzo positivo.

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